La memoria larga del indio renace con la “marcha para salvar Bolivia”. Fueron 7 días de caminata que cubrieron 200 kilómetros, distancia que revivió 500 años de colonialismo, incluidos los 200 años de la República. El racismo y la discriminación también revivió de la mano de los mismos de siempre, de los que se sienten superiores. Una de las tesis de Fausto Reinaga, “Las dos Bolivias” cobra nueva vigencia. Por un lado el indio o el indígena, por otro el Cholaje blanco mestizo representado por los que gobiernan junto al grupo de poder prebendal, y que en estos días quedó demostrado: hay un abismo que los separa.
Se suponía que era el gobierno de todos los bolivianos, pero en tres años los indios fueron desplazados del poder, excepto si aceptabas la condición de subalterno, la economía fue entregada al mercado, el censo debía demostrar que ser indio era cosa del pasado, que llegando a las ciudades te con mivertías en mestizo; que tu identidad era urbana; que las aspiraciones colectivas del estado plurinacional, debían ser remplazadas por el emprendimiento individual y el asenso social. La categoría de clase media vendría por añadidura.
La marcha inició en Caracollo, en el departamento de Oruro, con 15 mil, indígenas y campesinos originarios, con delegaciones de los nueve departamentos. Sus estandartes indicaban que eran de sindicatos agrarios, mineros, mujeres originarias, los cuales caminaron entre las pampas del altiplano hacia la capital a reclamar por sus derechos, el pliego de peticiones que semanas antes fue entregado al gobierno no tenia respuesta, demandaban medidas concretas para salir de la crisis económica y política que agobia a la población boliviana. Pedían respeto a su instrumento político el MAS, que su congreso de Lauca Ñ sea reconocido por el órgano electoral, entre otras medidas de carácter urgente para la población.
Entre ellos camina su líder Evo Morales, representante de la 36 naciones que constituyen el estado plurinacional, que fue fundado por ellos el 2006.
La primera medida del gobierno fue personalizar la marcha en un solo hombre como en los tiempos de la colonia con Tupac Katari, colocándolo en la categoría de enemigo del estado y denominando la travesía de los marchistas como la “marcha de la muerte”, titulares que cubrían la prensa, los canales de tv y redes sociales, pensando que con eso derrotarían la voluntad de los marchistas.
La travesía no seria fácil, sobre los 3900 metros de altura y con temperaturas extremas, casi bajo cero en la noche y el calor en el día, en los primeros pueblos y comunidades se recibieron las primeras muestras de cariño y solidaridad. Las noticias corren rápido, en Vila Vila sería la primera emboscada del gobierno. Funcionarios de los diferentes ministerios -elegidos 2 por cada unidad en cada dependencia de los ministerios- fueron trasladados en buses con petardos de dinamita y otros objetos. Llegando tomaron posesión de las alturas, el objetivo del gobierno era parar la marcha, ganar la partida el primer día, pero los marchistas conocedores del lugar desde tiempos ancestrales tomaron las alturas. Con pequeñas escaramuzas los hicieron retroceder, dejándoles escapar en desbandada. La primera partida fue ganada por los marchistas continuando su camino hasta Panduro, donde pasarían la primera noche.
Lo que siguió en los siguientes días sería lo más contundente del trayecto, en cada rincón de la pampa salía el indio, donde no había pueblos bajaban de los cerros y de las comunidades con alimentos para los marchistas. Era como un apthapi gigante de los mas diversos alimentos que producen las comunidades.
En los pueblos, de Lahuachaca, Patacamaya, Ayo Ayo, Calamarca, Achica Arriba eran recibidos por multitudes, allí podían descansar e incorporar a las delegaciones que se iban sumando.
El sentimiento de identidad surgiría con mas fuerza. Su satélite obra de los primeros gobiernos del pacto de unidad el Tupac Katari, que provee con conectividad al 80 % del territorio, permitía tener imágenes y videos en forma instantánea de la muestras de cariño hacia los marchista y su líder Evo Morales. La palabra mas pronunciada era Evo, miles de niñas y niños salían a su paso. Evo, decían, hablaban con él, lo tocaban, se sacaban fotos, hacían videos, luciendo sus wiphalas, sus vestimentas originarias, “tata Evo” decían las hermanas mayores, las emociones pasaban de la alegría al llanto, en los pocos instantes que podían estar con él -mientras caminaban al ritmo de la comitiva- contaban sus penas, le hablaban del mal gobierno y decían “vuelve Evo”.
Pero en la ciudad el relato del gobierno y sus dirigentes prebendales, junto al aparato de comunicación, diarios, canales de televisión, sus rede sociales, seguían hablando de la marcha de la muerte, de los violentos que se acercaban a la ciudad, que no entrarían por ningún motivo, que nadie los quería, algunos en el parlamento los catalogaban de salvajes, que el destino de su líder seria la cárcel.
Una nueva estrategia prepara el gobierno: una encerrona a su líder. A través de la ministra María Nela Prada, Arce convoca al diálogo, solo a Evo, en una dependencia fría de un ministerio para el día viernes. “Acá te espero”, dice el presidente, manteniendo su discurso hostil. Evo y los que lo acompañan responden: “que venga a la marcha a dialogar con la dirigencia, con el pacto de unidad”.
La contienda termina con Arce y algunos de sus ministros, solos sentados por más de una hora en una sala del misterio de Educación. La imagen de esa fallida reunión habla por si sola.
A esas alturas la marcha había alcanzado proporciones insospechadas para el gobierno, eran cientos de miles. A pesar que seguían diciendo que solo eran unos pocos, el gobierno no quería repetir la derrota de Vila Vila, y prepara una nueva maniobra, una concentración y vigilia en la ciudad del Alto, “de aquí no pasan” decían, por lo que movilizaron a los funcionarios y grupos de choque que habían organizado, esperaban contar con la población de El Alto. El domingo sería el día decisivo, la marcha en su 6° jornada ya había partido de Calamarca.
En forma paralela en el lugar de concentración del gobierno llegan sus primeros convocados. La alcaldesa de El Alto, Eva Copa, hace declaraciones en todos los medios, y se posicionaria con una frase que reproducen todos los medios de comunicación diciendo “Evo por El Alto no pasará” a modo de amenaza. Luis Arce tenia una nueva aliada en su batalla contra el indio; pero paso lo inesperado: en lugar de concentración, la policía es expulsada por pobladores auto convocados e inician las escaramuzas con los grupos de choque del gobierno. Una escuálida concentración del gobierno se transforma en una vigilia para esperar a los marchistas por parte del los pobladores del Alto en el distrito 8.
Así la marcha va sumando victorias, mientras los marchistas pasan la última noche en Achica Arriba, en el centro de la ciudad de La Paz fue una agitada noche, el gobierno prepara su última defensa imaginaria, los grupos de choque de los pititas, mas los de Santa Cruz ya se encuentran en la ciudad para defender el palacio de gobierno, a la Plaza Murillo en la mañana deberían llegar mineros y organización sociales a defender al gobierno. Mientras unos duermen para una nueva jornada otros se preparan para derrotar a los salvajes.
El ultimo día, la marcha en forma disciplinada, casi de amanecida con los primeros rayos del sol, los caminantes inician rumbo a su destino final. La caravana es interminable, los pobladores de El Alto salen a su encuentro, son sus hermanas y hermanos Aymara, quechuas, guaraní y algunos de las 36 naciones que componen el estado plurinacional. Evo es la palabra mágica que abre paso a la columna, fueron horas de caminar por la ciudad de El Alto.
La naturaleza también se hace presente, son recibidos con una granizada, son buenos augurios dicen los que saben, hasta el momento nadie se atreve agredir la marcha, mas de un millón desciende por la autopista central, los cerros se llenan de alegría no hay fuerza que los detenga, al costado de la cervecería en la Avenida Montes se levanta el escenario de la concentración, donde culmina la marcha, primero hablan dirigentes del Pacto de Unidad y organizaciones, para dar paso a Evo, que reitera el pliego que aún no tiene respuesta del gobierno. Pero lo más importante -el indio- vuelve a presentarse como un sujeto político. La otra Bolivia, la del blanco, la del cholaje blanco mestizo, la de izquierda progresista de Luis Arce fracasó en Bolivia, eso entendieron los que su unieron a la marcha, los que hicieron vigilia en El Alto, los que pedían “vuelve Evo!”, el bloque popular se reconstruye para nuevas batallas.
Luis Vega Gonzalez